Cada miércoles un cuento en El Estafador

domingo, 11 de julio de 2010

El día de la final

(Recuerdo una conversación con José María Casanovas, ex-dibujante de cómics e ilustrador, sobre las herramientas de trabajo. En su opinión el resultado final depende de ellas. Sus ilustraciones no son las mismas si las hace con ordenador o con pincel. Por mi parte, opiné que mis sensaciones son distintas cuando escribo con pluma o boli que cuando lo hago con ordenador, pero que creo que el resultado final no depende de ello. Todo esto viene porque he cambiado la disposición de mi mesa de trabajo. Ahora, en vez de escribir cara a la ventana, lo hago cara a la pared, mirando un corcho lleno de fotos y papeles, un dibujo del Juez Dredd que me hizo el mismo Casanovas, una foto de Melville y una reproducción de la Condesa de Vilches. No creo, pero quizás cambie mi forma de escribir.)

Los domingos es cuando escribo el Bestiario. Podría dedicarle la entrada de hoy al pulpo Paul pero sería poco original. En todo caso, no quiero abstraerme del gran día. Hablemos del Mundial.

Vi la semifinal en un bar con unos amigos. Hacía mucho que no lo hacía. Mi agorafobia va a peor y cuando me llamó G. para ir a un bar de Espinardo se me pusieron los pelos como escarpias al imaginarme rodeado de gente. Por suerte. G. insitió y acabé aceptando. Me lo pasé muy bien y pude gritar a placer sin tener que explicar una y otra vez a mis hijos que no estaba enfadado.

Darío y Juan vieron el primer partido, el de Suiza, con su madre. Algo pasó porque desde entonces aplauden y gritan cada vez que un periodista dice "Vicente del Bosque" o cuando el seleccionador nacional sale en pantalla. Lo tienen en un altar. A mí, siempre me había resultado indiferente. No me caía mal, y eso que soy del Barça, pero tampoco me caía bien. Hasta que le escuché una respuesta muy sensanta a una pregunta muy paleta que José Ramón de la Morena le hizo sobre la comida sudafricana. Desde entonces le he tenido en muy alta estima. Estima que ha subido mucho desde que sacó de inicio a Pedro contra Alemania y al escucharle decir en la rueda de prensa posterior que el fútbol es solo fútbol, un juego.

Los lugares comunes entre los periodistas deportivos son tan abundantes como insufribles. Cada vez que uno dice Pedrito, añade a continuación la coletilla "aunque ya se ha ganado que le llamemos Don Pedro". Tampoco pierden oportunidad de hablar de la seriedad de del Bosque. ¿Qué problema hay en que no sonría?

Darío, a saber por qué, se ha hecho súper fan de Torres, al que siempre llama Niño Torres. Y siempre va con el de amarillo.

Juan siempre va con el que yo no voy. Como en el partido por el tercer y cuarto puesto dije que iba con Uruguay, él se decantó con Alemania.

Mi pronóstico para hoy es que ganaremos sin sufrir mucho.

PD: Drama familiar. Darío tenía un disfraz de Pippi que no se ha quitado en varios días. Pero como es de una tela infame le ha dado alergia. Ya no se lo puede poner más.

4 comentarios:

stico1949 dijo...

A grandes males, grandes remedios. Comunica a Dario que en Deva le espera un traje de Pipi. Una curiosidad...la peluca la tiene?
Ah, y no sera de tela de los chinos. Lo prometemos. Y otra cosa...estatura actual del niño en cuestión?

Papalobo dijo...

Yo me compre una tarjeta digitalizadora y la verdad es que fué una decepción, pero como no tengo escanner y no me dejan comprar "otro trasto" más, me tendré que hacer a ella.

Siento lo de la alergia.

Un saludo

Miguel-On dijo...

¡Encomendemos nuestros futuros al pulpo vidente! ¡oh oráculo octópodo iluminanos con tu infinita sabiduría!
Si ha sido capaz de predecir lo impredecible seguro que es capaz de sacarnos de la oscuridad de estos tiempos que corren...

No me digas que no da para un buen cuento...

yo animé a holanda hasta el final, tratando de conseguirme una noche tranquila, sin borrachos cantarines ni patriotas exaltados, pero a pesar de la derrota, hoy he venido a trabajar con una camisata naranja...

elhombreamadecasa dijo...

Stico, pues el niño mide más o menos lo que uno niño de casi tres años. Lo mío es la precisión dando estaturas.

Papalobo, los trastos son muy necesarios. Insiste.

Miguel-On, entonces toda la sociedad occidental olvida la política, la economía, se olvida de los filósofos, los maestros y los sociólogos. Encumbran al pulpo como único dueño de su destino y todas las decisiones se las encomiendan a él. Curiosamente, el mundo es feliz.