Cada miércoles un cuento en El Estafador

martes, 19 de julio de 2011

Tarde de verano

Una tarde de verano cualquiera, al amparo del aire acondicionado:

-Jugar a piedra-papel-tijera con los pies es más difícil de lo que parece. A mí siempre me sale papel.

-Le hicimos a Mercedes una exhibición de baile sincronizado de pies, con música fantasmal. Apabullada, lo único que atinó a decir fue: Voy a buscarme un trabajo para las tardes.

-Nos inventamos un superhéroe: Superalmohada. Su capa es una almohada y sufre narcolpesia (lo segundo explica lo primero).

-Estábamos hablando de uñas, cuando Juan gritó: "¡PAPÁ NO ES UN PADRASTRO, ES UN PADRE!

-Al parecer, los juegos que excluyen el riesgo de lesiones gravísima de espaldas son un rollo.

PD: ¿Es Henry James un One Hit Wonder de la literatura? Leyendo en diagonal, conseguí terminar "La fontana sagrada". Tostón mayúsculo. Cuando vi la estupenda edición que Valdemar había hecho de esta novela, me acordé de cuánto me gustó "Otra vuelta de tuerca" y me lo compré. El primer intento de leer "La fontana sagrada" fracasó. La semana pasada lo intenté de nuevo. Me lo he terminado por terminarlo. Pocas cosas me irritan más que una novela de más de trescientas páginas que en realidad es un cuento, regularcito, de veinte. En la contraportada pone "sin duda se trata de una de las novelas más insólitas y originales de la literatura moderna".  Y sobre las contraportadas, Daniel Pennac dice "esas patéticas exhortaciones que aparecen en el dorso de los libros".


3 comentarios:

Andrea dijo...

A Mercedes... un monumento en Espinardo

mona dijo...

Esa mercedes sufridora...XD
Siempre recomendaba este libro,al que ya se había leído,la colección de cuentecillos de terror que teníamos para pre-adolescentes(un palabro horrible al que yo suelo sustituir por impúberes)
A la devolución,volvían con los ojos vidriosos,los primeros terrores,son los mejores.
Después,la vida te da razones,para temblar de sobra

elhombreamadecasa dijo...

Andrea, estoy de acuerdo pero que conste que todo lo hacemos por entretenerla.

Mona, me acuerdo de ese miedo. Del otro no hace falta que me acuerde porque me lo llevo a la cama todas las noches (uf, qué profundo, así, de repente).