Cada miércoles un cuento en El Estafador

jueves, 28 de abril de 2011

Teruel y Dinópolis

A veces me pasa que viajo a otras ciudades cargado con las caras de la gente que conozco de Murcia y me da la sensación de ir encontrándomelos a cada momento. En Teruel me ha pasado algo parecido pero con otras ciudades. A cada rato me parecía estar en Cuenca o en Salamanca. La conexión con Salamanca debe ser cosa del jamón y la de Cuenca... no sé, la cercanía, que estuvimos allí el año pasado o que para mí Los Amantes de Teruel son más las dos piedras de la Ciudad Encantada que las dos momias del mausoleo turolense.



Cuando era pequeño, mis padres me llevaron en coche hasta A Coruña. Durante años me han recordado el follón que les di. Papá, mamá, ya podéis estar tranquilos, lo estoy pagando con creces. De hecho me estoy abonando a hacer los viajes sentado detrás, entre Caín y Abel, respondiendo cuanto falta a cada instante y resolviendo disputas peregrinas e interminables.

Teruel nos gustó mucho. Tiene ese tamaño ideal para un viaje de un par de días. Tiene también parques con columpios y toboganes que es lo que de verdad interesa. ¿Quién quiere ver museos habiendo balancines? Debo decir que me encanto la Plaza del Torico como concepto. Uno llega allí esperando ver una monumental escultura de un toro y se encuentra un gran pedestal coronado por un, efectivamente, torico. Me parece muy cachondo. Supongo que esa no era la intención pero yo flipé cuando lo vi. Nunca un diminutivo fue más acertado.



Me gustaría seguir escribiendo pero a mi derecha con quince kilos o así de peso y calzón blanco está Darío, El Potro de Espinardo, y a mi izquierda, con calzón rojo y veintitantos kilos en canal, Juan, La Lagartija Atómica. En esas condiciones, escribir se hace complicado.

Una cosa más. Dinópolis es un gran parque temático. El museo, que es alrededor de lo que gira todo, es espectacular. Tiene todo tipo de atracciones y al no ser muy grande puedes ir y venir sin agotarte. Solo le pondríamos una pega. En las atracciones, abusan de la oscuridad y las voces lóbregas. Todo da mucho miedo, sobre todo si tienes tres años. Por cierto, no sé cómo se llama, pero la actriz que presenta el espectáculo del T-Rex es divertidísima.

PD: Entre mi trabajo de educador (cuando trabajaba) y mi condición de padre, he comido ya en varios parques temáticos. Así que puedo afirmar lo siguiente: son los sitios en los que se sirve la peor comida del mundo. 

1 comentario:

mamá de un bebote dijo...

Debe ser como la pilarica de zaragoza, que todo lo que acaba en ico..ya se sabe....cuando fui a verla casi me la tienen que señalar con un puntero láser de esos que se trabajan los que dan conferencias....