Cada miércoles un cuento en El Estafador

domingo, 27 de marzo de 2011

Un sueño de fin de semana


(Perdonad que escriba en un tono gris flojo difícil de leer pero es que la enfermedad va saltando de garganta en garganta, ha llegado a la mía y no puedo hablar muy alto.)

Anoche tuve un sueño. Estaba yo en un sitio indeterminado y se me acercaba un señor. Según le diera la luz, vestía de forma elegante o de forma descuidada pero su expresión feliz y radiante no cambiaba. Cuando llegaba a mi lado, extendía los brazos y me daba un paquetito envuelto de forma primorosa. Es para tí, me decía. Con cierta desconfianza, le preguntaba qué era. Y él me respondía que se trataban de las 48 horas de un fin de semana, nuevas y lustrosas, todas para mí y que las podía usar como me diera la gana. Los ojos se me cuajaban de lágrimas por la emoción, abría el paquete con mucho cuidado para no estropear el papel brillante y, entonces... me desperté.

Para no desverlarme con la angustia provocaba por la carencia de tiempo propio, me he puesto a darle vueltas a la siguiente incógnita: ¿Si el antibiótico es cada doce horas y se lo hemos dado a las once de la noche pero a las dos han sido las tres, se lo tenemos que volver a dar a las once de la mañana o a las doce que son las once o a las diez que son las once o a las...?

PD: Me parece que por aquí se pasan de vez en cuando alguna que otra pediatra que podrá corregir desde la razón lo que estoy a punto de decir como un desahogo: Odio los antitusígenos y los mucolíticos con su efecto minúsculo por no decir invisible.

2 comentarios:

JL dijo...

Hay que darselo a la hora de siempre, solo que once partes de doce...
Un abrazo

Pilar / todomundopeques dijo...

Los virus y los gérmenes se han extendido por el centro peninsular.... y nos han cogido desprevenidos, como siempre "han caído los dos cual soldados fulminados" (o sea mis hijos) y yo he ido detrás como la mamá abnegada que soy... seguro que me entiendes...
Así que entre las tomas de ellos y las mías.... vivo sin vivir en mí...
¡Ay!¡Qué se me cae el moquillo!...