La semana que viene se resolverá el duelo, que ya se está alargando demasiado. Pero hasta entonces, echemos un vistazo a los malos, que hace mucho que no salen por aquí:
Malo conocido
Peluche Diabólico se acomoda como puede entre los escombros de un paraje solitario de Espinardo. Hasta no hace mucho, aquello era una zona paisajísticamente protegida, o algo por el estilo. Ahora es solo el margen de una macrourbanización llena de edificios a medio construir. Un colchón hediondo le hace las veces de almohada y apoya los pies sobre un montón de ladrillos rotos y cascotes. No muy lejos, hay una tele hecha pedazos y esa imagen le recuerda al odioso niño que lo apaleó recientemente. Una oleada de odio le recorre el cuerpo. Piensa en su compinche, ese otro niño con poderes sónicos, y siente más odio. Piensa en el padre, el calvo, y un odio máximo le hace sacudir de arriba a abajo. Luego piensa en la mujer y, extrañamente, no siente odio. Debería porque ella también ayudó a apalearlo. Pero no siente odio. Siente otra cosa, algo extraño que le recuerda vagamente a la época en la que solo era un entrañable osito de peluche.
Malo por conocer
El hombre conocido como Alcalde aparta el puro de la boca y escupe sobre la moqueta un trozo de tabaco que se le había quedado entre los dientes. Es lo que pasa con la gente acostumbrada a que se lo limpien todo, acaban convertidos en unos marranos. Sobre su mesa se acumulan planos de la ciudad, balances, cuentas en blanco y en negro, nuevas propuestas de negocio... Vuelve a notar ese desánimo que le invade desde hace días. Hasta ahora acumular dinero solo le había provocado agradables sensaciones. No sabe lo que le pasa. Será la edad.
Alguien pide permiso para entrar. Alcalde lo da y aparece en la habitación su ayuda de cámara. Señor, le dice, los constructores esperan su respuesta. Los constructores. Seres voraces y de pésimo gusto. Un mal necesario para seguir acumulando dinero. Chusma sin clase e impaciente. Llevan semanas dando el follón con el jodido parking. Acabadas las urbanizaciones y los centros comerciales, es el momento de los parkings. Casi hay más coches que personas y, desesperados por la falta de aparcamiento, los conductores pagan lo que sea por deshacerse de sus vehículos.
El ayuda de cámara espera pacientemente a que Alcalde le diga algo. Está bien, está bien, dice Alcalde. Diles que el parking se construirá aquí, y deja caer el índice al azar sobre un plano de la ciudad. El dedo de Alcalde señaló, funéstamente, el parque en el que suelen jugar Niño Sónico y Niño Catódico.
3 comentarios:
Esto promete promete... nos tienes en ascuas!
Por cierto; ¿Trabajan a domicilio tus nenes? Porque tengo por aqui un par de Supervillanos de lo más aterradores.
Y por aquí también hay supervillanos, así que, ponme en lista!!!!!
Un besote
Leia, podemos montar un Héroes de alquiler ibérico.
Laube, Niño Sónico y Niño Catódico tienen un primito en las isalas, quién sabe, quizás dentro de poco tendréis un superheroe insular.
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