Desde pequeñito me quedaron claras tres cosas:
1. Al camarero se le pide que traiga la bebida al mismo tiempo que la comida (están aleccionados para traerte la bebida enseguida, así te la bebes y luego tienes que pedir otra).
2. Pedir ensalada en un despilfarro, te cobran una barbaridad por dos trozos de tomate y un montón de lechuga.
3. A la hora del postre, hay que decir que te has quedado lleno y que no puedes comer nada más.
Estas tres consignas son muy útiles para ahorrar cuando comes fuera de casa pero, claro, te impiden disfrutar del momento. Las tengo tan interiorizadas que ni ahora, que salgo una vez al trimestre, con suerte, me las puedo quitar de la cabeza. Por eso me parece tan liberador ir a los sitios con menú.
Por suerte, cuando la ensalada se hace en casa, no hay que preocuparse, en exceso, por el precio. Ahí va una que me enseñó mi hermana mayor pero más pequeña que yo.
INGREDIENTES
Una bandeja de endibias (suelen ir tres o cuatro)
Un yogur griego
Una manzana, royal gala o golden (no penséis ahora que soy un experto en manzanas, he dicho esas variedades porque son las únicas que conozco)
Un buen puñado de avellanas (peladas, se entiende)
PREPARACIÓN
Se separan las hojas de las endibias y se lavan. Se van a usar como barquitos en los que poner la mezcla de la ensalada. Lo digo porque las hojas grandes, si se llenan mucho, se hace difícil llevárselas a la boca sin que se caiga todo.
Se pela la manzana y se corta en cuadraditos pequeños. Se machacan las avellanas (yo las pongo en una bolsa de plástico, la cierro bien, y las aporreo con un mortero o con el culo plano de una taza). Se mezcla todo con el yogur griego. Se echa un poquito de pimienta, de la que más os guste.
La mezcla se va colocando sobre las endibias. Así se pueden ir cogiendo con la mano, como si fueran una tapa.
No hace falta echarle aceite y sal, pero esto va al gusto.
PLAN B
Si no os gustan las endibias o se os ha olvidado comprarlas porque tenéis la cabeza llena de cosas y os despistáis, se puede usar lechuga. En ese caso, lo suyo es cortar la lechuga en juliana y mezclarlo todo en una fuente. Ya no se puede comer como si fuera una tapa pero está igual de rico.
2 comentarios:
Uhhhhmmmmm! se me hace la boca agua.
La tengo que hacer, mejor pronto que tarde.
Me encantan tus recetas
La receta está muy bien, pero lo que me ha gustado más es la receta del principio para ahorrar al salir de casa.
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