Ayer domingo estuvimos en la piscina y hay una serie de cosas que urge poner en común con la Humanidad.
1. No queremos extraños en este lugar. Se trata de una piscina comunitaria de un dúplex que se compró mi madre hace unos pocos años. Pueden entrar solo los propietarios y los familiares directísimos, hijos e hijas, vamos. Mercedes y la prole pueden pasar si van conmigo o con alguna de mis hermanas. Si no, no. Para que nadie se les cuele han puesto un sistema de reconocimiento de la huella digital. Antes de entrar debes poner el índice de la mano derecha en un lector de índices de la mano derecha. Se rumorea que ya circulan por ahí índices de pega con las huellas falsificadas de algunos propietarios. Para el año que viene pondrán en marcha un sistema de identificación de la retina.
2. Temas de conversación. No sé la razón pero el tema principal de conversación en la piscina es el dinero. Que si la hipoteca tanto o cuanto, que si me deben esto y lo otro, que el del banco tal y cual...
3. Moda. Se lleva mucho, entre ellos, el corte de pelo a lo Jorge Moragas.
(¿Por qué sé el pelazo que se gasta este pájaro?)
4. Diseño. El clásico flotador de toda la vida no pierde vigencia pero va dejando paso a cosas más sofisticadas. Una niña flotaba gracias a unos manguitos que parecían ideados a medias entre la NASA y Ágata Ruiz de la Prada.
5. Cada vez que voy a esa piscina me acuerdo de esta conversación. Brrrrr. (Ha habido suerte. Pensaba poner un link a una entrada que creía haber escrito hace un año relatando dicha conversación, pero no la encuentro. Menos mal.)
6. Confirmado: Juan no se calla ni debajo del agua.
2 comentarios:
Respuesta al pie de foto: seguramente (es mi caso) porque ves El Intermedio y a Thaïs Villas suspirar por el pelazo.
Pues hasta que nos compramos nuestro nueva super tele en casa no veíamos la sexta. Además, el Intermedio coincide con la hora de someter por la fuerza a mis chiquillos y obligarles a dormir. Debe ser por otra cosa... pero ahora mismo no caigo.
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