Cada miércoles un cuento en El Estafador

sábado, 29 de diciembre de 2012

Tres paseos psicogeográficos


(En el nº1 de "Internationale Situationiste", se incluye un artículo titulado "Definiciones". Ahí se puede leer lo que es la deriva y lo psicogeográfico:

Psicogeográfico. Relativo a la psicogeografía. Lo que manifiesta la acción directa del medio sobre la afectividad.


Deriva. Modo de comportamiento experimental ligado a las condiciones de la sociedad urbana: técnica de paso ininterrumpido a través de ambientes diversos.)


Primer paseo. Estábamos con mi hermana y mis dos sobris y nos fuimos a pasear por el centro de Murcia. Al acercarnos a la Avenida de la Libertad, donde está El Corte Inglés, uno de ellos, se nos empezó a encoger el estómago. Un paseo realizado una y mil veces nos sorprendía con un pellizco de miedo. Algunas sensaciones tienen mala fama y se ocultan pero lo que sentimos, entre otras cosas, fue miedo. Y es que recordamos lo que pasó el día de la última Huelga General y la carga de la policía contra unos pocos compañeros que se habían quedado charlando en la puerta de los malditos grandes almacenes. Por supuesto que había más sentimientos, como rabia, pero el miedo está ahí, lo aceptemos o no. 


En la Avenida de la Libertad hay un efecto psicogeográfico que ya viene siendo un clásico. Cuando la remodelaron, colocaron un par de zonas de juegos infantiles con un rollo muy pijo. Y la gente que va allí cumplen con el papel que se espera de ellos y van vestidos de pijos, se comportan como pijos, hablan como tales. La conciencia de clase nos brota a lo loco cuando estamos en esos parques. Y, en este caso, no es precisamente miedo lo que sentimos.


Segundo paseo. A mediados de diciembre, nos dimos un paseo por Albacete. En este caso practicamos la deriva. Pero no sucedió nada. La ciudad parecía muerta, no transmitía nada. Si hubiera pasado por allí Jack Hawksmoor, el personaje de The Authority que habla con las ciudades, se hubiera muerto de aburrimiento. Tal vez si nos hubiéramos decidido a seguir la ruta de belenes la cosa hubiera sido distinta.




Tercer paseo. Volvíamos de Historietas. Este dato no es banal. Primero porque Historietas mola, my favourite shop, y segundo porque acababa de comprar el último disco de Los Marañones, que también mola. Era el 21 de diciembre, supuesto fin del mundo. Estaba ya oscuro y, de repente, se fue la luz en buena parte de la ciudad. Caminar por la ciudad entre una oscuridad inesperada dispara los efectos psicogeográficos. Los comentarios que se oían eran todos en el mismo sentido: fin del mundo, fin del mundo. Mis sensaciones tuvieron que ser moduladas con cierta calma porque iba con los dos hijos y se agobiaron. Mientras mis hijos se apresuraban por llegar al coche y la gente se acordaba de los mayas, yo imaginaba tantas y tantas posibilidades que ofrece la ciudad a oscuras.


Paris by Night, Asger Jorn

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