«Era mediodía y estábamos marchándonos a casa cuando de
repente nos acorralaron en la calle Bando de la Huerta. Éramos una veintena de
personas y empezaron a empujarnos y a impedir que nos uniéramos al resto del
grupo que se encontraba frente a El Corte Inglés. Nadie lanzó ninguna piedra,
en todo caso algún insulto a modo de reproche por su actitud violenta. De
repente vinieron a por nosotros. Yo salí corriendo y en la carrera ya noté como
me golpeaban por la espalda. Al llegar al final de esa calle sentí una mano que
me empujaba y caí sobre una moto. Una vez en el suelo solo sé que me cayeron
golpes por todos sitios, tantos que pensaba que me estaban pegando varias
personas. Perdí el conocimiento y lo siguiente que recuerdo es a dos compañeras
junto a mi, llorando y pidiendo una ambulancia».
Carlos Gorairis en rueda de prensa tras los sucesos del 14N
La degradación comienza en el preciso momento en que una
persona decide convertirse en policía. Hasta entonces, era alguien con sus
virtudes, sus defectos, su cara descubierta, un nombre, unos impulsos no
dirigidos por sus superiores. Una vez que se ha posicionado del lado de la
Dominación en esta guerra que nos oprime desde hace siglos, queda reducido a
simple cascarón. Forrado de músculos, estimulado por drogas excitantes,
blindado por carísimo material de protección pero cascarón al fin y al cabo. Y
si bien su comportamiento es odioso, no se puede odiar a un cascarón. A lo sumo
se le puede despreciar.
Los cascarones pseudohumanos se quitan el número de placa
porque se lo ordenan. Se tapan la cara con cascos. Ocultan toda su piel bajo
escudos artificiales. Mantienen la mirada perdida o la fijan desafiantes como
perros de presa. Desperdician horas y horas de su vida en conseguir unos músculos
hipertrofiados. La ceremonia de la deshumanización es total. Después, se
entregan a la orgía de golpes que la Dominación exige que se ejecute cada poco
tiempo. (A veces, la Dominación es cosa de misteriosos hombres detrás de la
cortina, otras son presidente de naciones poderosos, otras son simples
fascistas colocados como delegados del gobierno, tal cual Joaquín Bascuñana).
No hay excusa. No hay razones. El Sistema funciona así. La
obediencia debida es una basura, una farsa, un vómito. Algunos apelan, estúpidamente,
a su condición de trabajadores. La respuesta está en el viejo lema de la
autonomía obrera: Los maderos no son obreros. No. No lo son. No son pueblo. Son
marionetas brutales. La necesidad de trabajar no les quita ni un ápice de la
responsabilidad que tienen en cada golpe que dan. Hannah Arendt cuenta lo
siguiente en “Culpa organizada y responsabilidad universal”. Un miembro de la
SS es reconocido por un antiguo compañero judío del instituto cuando éste es
liberado de un campo de concentración. El judío se queda mirando a su antiguo
amigo y el de la SS dice: Debes comprenderme, he estado cinco años en el paro. Pueden
hacer lo que quieran conmigo.
No siempre hay que obedecer. No siempre hay que trabajar.
Frente a los que deciden cambiar la humanidad por una porra
y unas botas con las que patear las cabezas de los que una vez fueron sus
hermanos, están los que deciden sumergirse de lleno en su condición de personas.
Los que entienden que no están solos en este mundo y que cualquier injusticia
cometida contra cualquiera en cualquier lugar del mundo es cometida también
contra nosotros. Son los que deciden oponerse a la Dominación, los que también
toman partido en esta guerra que nos oprime desde hace siglos pero se alinean
en el lado correcto. Son los que asumen riesgos por ellos y por todos sus compañeros.
Los que no ocultan su cara ni su nombre. Son los que sienten miedo delante de
las máquinas de opresión del Poder porque no han sido entrenados para borrar sus
sensaciones. Son los que combaten el miedo con esperanza y la solidaridad. Son
Carlos Gorairis declarando en rueda de prensa, con la nariz rota y el pómulo
hundido, que los golpes no le cambiarán las ideas.
1 comentario:
Uff pedazo de entrada!! Cuando leia el texto al principio, pensaba en lo que dirías mas adelante, que finalmente la dominación se esconde en sus facetas mas multicolores, como en los políticos, televisión,sistemas educativos, etc. Es increíble como a todos nos golpean a diario de forma psicologica y al parecer somos inmunes al dolor, o será como el dicho ese de que cuando estas acostumbrado a comer mierda, la mierda es buena?...no lo sé. Sin embargo concuerdo contigo con que aquel que se une a esta institución y cualquier otra de corte semejante esta completamente deshumanizado y profundamente violentado y dominado sicologicamente para creer y pensar que esa vida, es una opción de VIDA.
Un abrazo
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