Cada miércoles un cuento en El Estafador

sábado, 17 de noviembre de 2012

Los dos caminos (dedicado a Carlos Gorairis)


«Era mediodía y estábamos marchándonos a casa cuando de repente nos acorralaron en la calle Bando de la Huerta. Éramos una veintena de personas y empezaron a empujarnos y a impedir que nos uniéramos al resto del grupo que se encontraba frente a El Corte Inglés. Nadie lanzó ninguna piedra, en todo caso algún insulto a modo de reproche por su actitud violenta. De repente vinieron a por nosotros. Yo salí corriendo y en la carrera ya noté como me golpeaban por la espalda. Al llegar al final de esa calle sentí una mano que me empujaba y caí sobre una moto. Una vez en el suelo solo sé que me cayeron golpes por todos sitios, tantos que pensaba que me estaban pegando varias personas. Perdí el conocimiento y lo siguiente que recuerdo es a dos compañeras junto a mi, llorando y pidiendo una ambulancia».


La degradación comienza en el preciso momento en que una persona decide convertirse en policía. Hasta entonces, era alguien con sus virtudes, sus defectos, su cara descubierta, un nombre, unos impulsos no dirigidos por sus superiores. Una vez que se ha posicionado del lado de la Dominación en esta guerra que nos oprime desde hace siglos, queda reducido a simple cascarón. Forrado de músculos, estimulado por drogas excitantes, blindado por carísimo material de protección pero cascarón al fin y al cabo. Y si bien su comportamiento es odioso, no se puede odiar a un cascarón. A lo sumo se le puede despreciar.

Los cascarones pseudohumanos se quitan el número de placa porque se lo ordenan. Se tapan la cara con cascos. Ocultan toda su piel bajo escudos artificiales. Mantienen la mirada perdida o la fijan desafiantes como perros de presa. Desperdician horas y horas de su vida en conseguir unos músculos hipertrofiados. La ceremonia de la deshumanización es total. Después, se entregan a la orgía de golpes que la Dominación exige que se ejecute cada poco tiempo. (A veces, la Dominación es cosa de misteriosos hombres detrás de la cortina, otras son presidente de naciones poderosos, otras son simples fascistas colocados como delegados del gobierno, tal cual Joaquín Bascuñana).

No hay excusa. No hay razones. El Sistema funciona así. La obediencia debida es una basura, una farsa, un vómito. Algunos apelan, estúpidamente, a su condición de trabajadores. La respuesta está en el viejo lema de la autonomía obrera: Los maderos no son obreros. No. No lo son. No son pueblo. Son marionetas brutales. La necesidad de trabajar no les quita ni un ápice de la responsabilidad que tienen en cada golpe que dan. Hannah Arendt cuenta lo siguiente en “Culpa organizada y responsabilidad universal”. Un miembro de la SS es reconocido por un antiguo compañero judío del instituto cuando éste es liberado de un campo de concentración. El judío se queda mirando a su antiguo amigo y el de la SS dice: Debes comprenderme, he estado cinco años en el paro. Pueden hacer lo que quieran conmigo.

No siempre hay que obedecer. No siempre hay que trabajar.

Frente a los que deciden cambiar la humanidad por una porra y unas botas con las que patear las cabezas de los que una vez fueron sus hermanos, están los que deciden sumergirse de lleno en su condición de personas. Los que entienden que no están solos en este mundo y que cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier lugar del mundo es cometida también contra nosotros. Son los que deciden oponerse a la Dominación, los que también toman partido en esta guerra que nos oprime desde hace siglos pero se alinean en el lado correcto. Son los que asumen riesgos por ellos y por todos sus compañeros. Los que no ocultan su cara ni su nombre. Son los que sienten miedo delante de las máquinas de opresión del Poder porque no han sido entrenados para borrar sus sensaciones. Son los que combaten el miedo con esperanza y la solidaridad. Son Carlos Gorairis declarando en rueda de prensa, con la nariz rota y el pómulo hundido, que los golpes no le cambiarán las ideas.

1 comentario:

Verito dijo...

Uff pedazo de entrada!! Cuando leia el texto al principio, pensaba en lo que dirías mas adelante, que finalmente la dominación se esconde en sus facetas mas multicolores, como en los políticos, televisión,sistemas educativos, etc. Es increíble como a todos nos golpean a diario de forma psicologica y al parecer somos inmunes al dolor, o será como el dicho ese de que cuando estas acostumbrado a comer mierda, la mierda es buena?...no lo sé. Sin embargo concuerdo contigo con que aquel que se une a esta institución y cualquier otra de corte semejante esta completamente deshumanizado y profundamente violentado y dominado sicologicamente para creer y pensar que esa vida, es una opción de VIDA.

Un abrazo