Cada miércoles un cuento en El Estafador

sábado, 7 de julio de 2012

Comunicado poético del Comando Chuche: Milenarismo chucheril

Se hace necesaria una aclaración inicial: la aparición de un nuevo comunicado del Comancho Chuche en este blog no anula nada de lo anunciado en nuestro anterior comunicado. El dueño de este blog ha muerto, seis veces, en un gesto de avaricia que nos animaría a expulsarlo otra vez, y hemos creído conveniente (aprovechando que se olvidó de cambiar la contraseña antes de morir) usar este canal de comunicación. Y ahora, a lo que interesa:


Si la escuela es chunga, herramienta de control social, fábrica de mentes huecas y espíritus sumisos, su prolongación tumoral en forma de escuela de verano nos parece una atrocidad. El verano, al igual que el resto del año, más o menos, es para intimar con el ombligo propio a fuerza de rascarse la barriga, para descifrar las posibilidades de las noches de luna nueva, para hartarse de ver televisión y jugar a la consola hasta que se disloquen los dedos, para aporrear baterías, pianos y guitarras, para sudar a mares jugando a deshoras en pleno descampado, para perseguir lagartijas y descubrir nidos de pájaro, para leer hasta que los ojos se pongan rojos, etcétera. No hay escuela de verano que valga. 


Sin embargo, existen y el Comando Chuche no podía quedar impasible anta tal aberración. ¿Qué hacer contra algo así? Está claro: sabotaje. Con esa intención, varios de nuestros miembros han conseguido puestos de monitores en escuelas de verano. 


Su objetivo es el sabotaje, primero de la escuela de verano, después de sistema entero. Y sus instrucciones solo dos:


1. Desprestigiar todo tipo de autoridad, empezando por la propia del monitor. Nuestros compañeros, cercanos al martirio, dejan que los niños les saquen burlas, que les hagan eco, que los llamen de cualquier manera, que los paneen jugando al fútbol, que se rían de su indumentaria... Anulada la autoridad de la figura educativa, caerán sin problema la autoridad judicial, policial, económica, religiosa, política.


2. No actuar como vanguardia. No creemos en líderes ni los necesitamos. Nuestros compañeros no le dirán a la clase qué hacer. Ni siquiera introducirán de forma subrepticia consignas del tipo "Todo el poder a los consejos escolares" o "Chuche o muerte". Se limitarán a facilitar la expresión de los impulsos revolucionarios que todos llevamos dentro, como el mundo nuevo que late en nuestros corazones.


Y nos llegan buenísimas noticias de uno de nuestros hombres infiltrados. En su escuela de verano, cada clase debe inventarse un nombre, una identidad colectiva, bandera y todo ese rollo. Su clase ha decidido ponerse el nombre de, que suenen fanfarrias, CHUCHELANDIA. Cierto es que se han copiado de Hora de aventuras pero igualmente cierto es que, si hay que copiar, que sea de la mejor serie de dibujos del momento.


En realidad, todo lo anterior no han sido más que rodeos para no ir directos al asunto. Y el asunto es que disfrutéis del himno poema que los niños y niñas de Chuchelandia le han escrito a su país. Esta creación colectiva, a mitad de camino entre "Los cantos de Maldoror" de Lautreaumont y cualquier poema de Gloria Fuertes, nos pone los pelos como escarpias y nos sube los niveles de azúcar en sangre sin gominolas de por medio. Ahí va:


Oh, Chuchilandia, Chuchilandia
en el cielo las nubes
esponjosas, son dulces
y el mar de caramelo y algodón
tiene olas de helado de limón
Tus flores de piruletas
no pican las paletas
Los edificios están hechos de turrón
del duro, del blando y de melón
El suelo está hecho
de chocolate relleno
Salen por tus fuentes
grandes chorros de nata montada
y tus casas de pica pica
hacen que nos dé la risa
Las camas de huesitos
nos hacen soñar con los angelitos
La escuela es de gelatina
no hay deberes y sí plastilina
Tus árboles bonitos
dan de frutos lacasitos.
Oh, Chuchelandia, Chuchelandia.


¡SALUD Y GOMINOLAS!
COMANDO CHUCHE