Según la cotraportada del libro editado por La Felguera titulado "Motherfuckers! (del verano del amor al amor armado)" (¡¡reedición YA!!) se puede leer que este grupo (que firmaba con varios nombres, entre ellos, Up Against The Wall Motherfuckers!, lo que la policía gritaba a las personas a las que paraban en mitad de la calle) era una banda callejera politizada, una tribu y un clan revolucionario, un oscuro grupo de afinidad convertido en una verdadera familia cuyo discurso giraba en torno a una constelación de ideas que incluían a Dadá, la anarquía y la autodefensa armada.
En el #1 de su revista "Black Mask" (nov. 1966), se reproducía una entrevista de Albert Camus para la publicación "Demain" (con fecha de 30 de octubre de 1957). En ella, Camus dice lo siguiente, digno de ser leído y releído:
Y la verdad, al menos yo la veo así, es que el artista se mueve a tientas en la oscuridad, como el hombre de la calle, incapaz de separarse de las desgracias del mundo y añorando febrilmente la soledad y el silencio; soñando con la justicia y siendo a la vez fuente de injusticia; arrastrado por un carro más grande que él y creyendo que lo conduce. En esta aventura fatigosa, el artista solo puede obtener ayuda de los otros y, al igual que los demás, encontrar apoyo en el placer, en el olvido, en la amistad y la admiración. Y también, al igual que los demás, encontrar apoyo en la esperanza. En mi caso siempre he encontrado la esperanza en la idea de la fecundidad. Como muchas otras personas, estoy cansado de la crítica, de la maledicencias, del rencor y, en resumen, del nihilismo. Es esencial condenar lo que debe condenarse, pero con rapidez y firmeza. Por otra parte también se debería elogiar lo que merece ser elogiado. Después de todo, por eso soy artista, porque incluso la obra que niega afirma algo y rinde homenaje a esta miserable y magnífica vida que es la nuestra.
(Pero Dadá vino a este mundo para acabar con todo, así que no se puede usar su nombre en vano. Un tiempo después, en el #8 de "Black Mask" (oct-nov 1967), los Motherfuckers incluyeron un artículo titulado "Cultura y Revolución" en el que se podía leer esto: No, Sartre, no te salvarás por sentarte en el estrado juzgando a Occidente mientras tú mismo, como filósofo/novelista, eres Occidente. Hasta ahí, vale, Sartre se lo merecía. Pero el artículo sigue: Camus, nos das asco: tu muerte nos ha robado el placer de matarte nosotros mismos.
Junto al artículo pendiente sobre la Internacional Letrista, ya hay otro dedicado a los Motherfuckers! Cualquier día de estos... o no.)
martes, 27 de noviembre de 2012
viernes, 23 de noviembre de 2012
Agradecidos
Esta semana ha sido muy bonica, básicamente por todas las personas que habéis compartido en facebook, twitter, correos y etcétera el enlace para descargarse la novela "Mal nacidos". Me gustaría daros las gracias, así, en bloque, pero de forma pública y notoria.
También me gustaría decir algo sobre la gratuidad, a raíz de algunos debates que han surgido sobre este asunto. Está claro que, en lo que se refiere a "Mal nacidos", la gratuidad formaba parte de, digamos, un rollo promocional. Es gratis cinco días, la gente llega a ella, se conoce, se pone en marcha el boca a oreja, empieza a vender miles de ejemplares y podemos, por fin, financiar la revolución. Esa era la idea, y no otra. Esto no quita para que a mí me guste lo gratis. Nunca pude pillar una camiseta que se hizo hace unos años que ponía "Dinero gratis" pero me gustaba el lema. Quiero creer que tengo cierto control sobre lo que soy y sobre lo que hago y que puedo tomar decisiones, y hacer cosas, que no tengan motivación económica, o no sólo. Es cierto que me gustaría ganarme la vida escribiendo, claro que sí, pero más cierto todavía es que me gustaría que la vida no hubiera que ganarla, que bastara con vivirla. No es una frase naïf, es un órdago a la grande.
Pero esto era un post de agardecimiento. El plural del título se debe a que me atrevo a hablar en mi nombre y en el de la novela. Estoy convencido de que después de pasarse seis años en el disco duro y hacer la peregrinación del desierto por concursos y editoriales está loca de alegría de descarga en descarga. Siempre he creído que la literatura es lasciva, quiere ser tocada, acariciada, leída, olida, restregarse de lector en lectora.
Si, después de todo esto, la novela os gusta, ya sería el colmo.
También me gustaría decir algo sobre la gratuidad, a raíz de algunos debates que han surgido sobre este asunto. Está claro que, en lo que se refiere a "Mal nacidos", la gratuidad formaba parte de, digamos, un rollo promocional. Es gratis cinco días, la gente llega a ella, se conoce, se pone en marcha el boca a oreja, empieza a vender miles de ejemplares y podemos, por fin, financiar la revolución. Esa era la idea, y no otra. Esto no quita para que a mí me guste lo gratis. Nunca pude pillar una camiseta que se hizo hace unos años que ponía "Dinero gratis" pero me gustaba el lema. Quiero creer que tengo cierto control sobre lo que soy y sobre lo que hago y que puedo tomar decisiones, y hacer cosas, que no tengan motivación económica, o no sólo. Es cierto que me gustaría ganarme la vida escribiendo, claro que sí, pero más cierto todavía es que me gustaría que la vida no hubiera que ganarla, que bastara con vivirla. No es una frase naïf, es un órdago a la grande.
Pero esto era un post de agardecimiento. El plural del título se debe a que me atrevo a hablar en mi nombre y en el de la novela. Estoy convencido de que después de pasarse seis años en el disco duro y hacer la peregrinación del desierto por concursos y editoriales está loca de alegría de descarga en descarga. Siempre he creído que la literatura es lasciva, quiere ser tocada, acariciada, leída, olida, restregarse de lector en lectora.
Si, después de todo esto, la novela os gusta, ya sería el colmo.
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martes, 20 de noviembre de 2012
Mal nacidos
Imbuido como estoy del espíritu Punk o DADÁ, según se quiera, solo me salen lemas promocionales del tipo: Después de fracasar meticulosamente en papel, publico en Amazon para fracasar también en digital. Al menos, tiene su gracia.
Autopromocionarse no mola, incluso sin el prefijo. Oscar Wilde dijo algo así como que es malo de robar pero más malo es de promocionarse. Al mismo tiempo, el rollo ese del escritor que escribe para uno mismo y que pide a su muerte que quemen sus escritos (deseando que no lo hagan) es pura pose. ¿De qué vale escribir si no te leen?
Dicho todo lo cual, voy al asunto. Mi novela "Mal nacidos" está en Amazon y se puede conseguir gratis, ahí es nada, hasta el viernes de esta semana. Es verdad que podéis esperar a que pase la promoción y pagar el curioso precio de 2,97 pero lo gratis mola más. Eso es así.
El enlace para que os la pilléis, aquí.
"Mal nacidos", cronológicamente hablando, va antes de "Cuentos Pop" y "Diario de un amargado" y después de "El ataúd paciente" y "El amor agitado" (ensayo sobre el amor romántico permanentemente gratis en Scribd). Y, como es de rigor, ha hecho su recorrido de concursos y editoriales sin conseguir respuesta alguna. Tened en cuenta que no hay novela que se precie de la que no se cuenten cuántos editores la rechazaron. Como me da mucha pereza seguir con ese rollo, y en mi idilio con Morsa las novelas no tienen lugar, pues la puse en Amazon, así, sin mucha convicción, la verdad.
El argumento de la novela sale de un rumor que circula por algunos barrios excluidos. Este rumor dice que es habitual que algunos niños pequeños, guapos y sanos sean "retirados" de sus familias biológicas (alegando malos tratos, abandono, o lo que se tercie) para ser entregados en adopción a familias ricas que no pueden tener hijos. El rumor existe y lo escuché mucho trabajando de educador social. La primera versión incluía recortes de periódicos, documentos oficiales y alguna entrevista que reforzaban esa sospecha. Lo que pasa es que al publicarla de esta manera y no controlar el tema de los derechos, lo quité, dejando la narración tal cual.
Resumir mis novelas me resulta muy difícil. En la descripción que había que poner en Amazon escribí lo siguiente:
Archipiélago, un barrio en el que todas las calles tienen nombres de islas, podría estar en cualquier ciudad. Construido con la idea de ser una zona en la que las clases medias descansaran felizmente tras una larga jornada de trabajo, es ahora un rincón de exclusión en el que encontrar a personajes como Manuel, asesino a sueldo yonqui y nihilista, o Mercedes, una educadora social en plena crisis de confianza.
Las cosas ya marchan bastante mal cuando Carmen es arrestada y un viejo rumor vuelve a recorrer el barrio. Los niños guapos y sanos de algunas familias pobres son retirados por los servicios sociales para entregárselos a familias ricas que no pueden tener hijos. Eso es lo que quieren hacer con los hijos de Carmen. Pero Mercedes no está por la labor de consentirlo, con o sin la ayuda de Manuel.
Y para acabar, voy a darme un gusto de autor. En las presentaciones de "Diario de un amargado" me cansé de decir que todo era mentira y que yo no era el protagonista. Ahora voy a decir una cosa que ya dijo Ray Bradbury: yo soy todos los personajes.
PD: ¿Os acordáis de una de esas manifestaciones por la familia en las que participaba el PP cuando era oposición en la que Rajoy dijo eso de "Volved a vuestras casas y contad lo que habéis visto aquí"? Pues eso, id a vuestros facebooks y twitters y contad lo que habéis leído aquí. Sed mis virus promocionales, ¿qué os cuesta?
PD: La ilustración es de José María Casanovas, que ya ilustró "Cuentos pop" y que en la gloriosa época de la revista 2000AD dibujó algunas historietas del Juez Dredd.
Autopromocionarse no mola, incluso sin el prefijo. Oscar Wilde dijo algo así como que es malo de robar pero más malo es de promocionarse. Al mismo tiempo, el rollo ese del escritor que escribe para uno mismo y que pide a su muerte que quemen sus escritos (deseando que no lo hagan) es pura pose. ¿De qué vale escribir si no te leen?
Dicho todo lo cual, voy al asunto. Mi novela "Mal nacidos" está en Amazon y se puede conseguir gratis, ahí es nada, hasta el viernes de esta semana. Es verdad que podéis esperar a que pase la promoción y pagar el curioso precio de 2,97 pero lo gratis mola más. Eso es así.
El enlace para que os la pilléis, aquí.
"Mal nacidos", cronológicamente hablando, va antes de "Cuentos Pop" y "Diario de un amargado" y después de "El ataúd paciente" y "El amor agitado" (ensayo sobre el amor romántico permanentemente gratis en Scribd). Y, como es de rigor, ha hecho su recorrido de concursos y editoriales sin conseguir respuesta alguna. Tened en cuenta que no hay novela que se precie de la que no se cuenten cuántos editores la rechazaron. Como me da mucha pereza seguir con ese rollo, y en mi idilio con Morsa las novelas no tienen lugar, pues la puse en Amazon, así, sin mucha convicción, la verdad.
El argumento de la novela sale de un rumor que circula por algunos barrios excluidos. Este rumor dice que es habitual que algunos niños pequeños, guapos y sanos sean "retirados" de sus familias biológicas (alegando malos tratos, abandono, o lo que se tercie) para ser entregados en adopción a familias ricas que no pueden tener hijos. El rumor existe y lo escuché mucho trabajando de educador social. La primera versión incluía recortes de periódicos, documentos oficiales y alguna entrevista que reforzaban esa sospecha. Lo que pasa es que al publicarla de esta manera y no controlar el tema de los derechos, lo quité, dejando la narración tal cual.
Resumir mis novelas me resulta muy difícil. En la descripción que había que poner en Amazon escribí lo siguiente:
Archipiélago, un barrio en el que todas las calles tienen nombres de islas, podría estar en cualquier ciudad. Construido con la idea de ser una zona en la que las clases medias descansaran felizmente tras una larga jornada de trabajo, es ahora un rincón de exclusión en el que encontrar a personajes como Manuel, asesino a sueldo yonqui y nihilista, o Mercedes, una educadora social en plena crisis de confianza.
Las cosas ya marchan bastante mal cuando Carmen es arrestada y un viejo rumor vuelve a recorrer el barrio. Los niños guapos y sanos de algunas familias pobres son retirados por los servicios sociales para entregárselos a familias ricas que no pueden tener hijos. Eso es lo que quieren hacer con los hijos de Carmen. Pero Mercedes no está por la labor de consentirlo, con o sin la ayuda de Manuel.
Y para acabar, voy a darme un gusto de autor. En las presentaciones de "Diario de un amargado" me cansé de decir que todo era mentira y que yo no era el protagonista. Ahora voy a decir una cosa que ya dijo Ray Bradbury: yo soy todos los personajes.
PD: ¿Os acordáis de una de esas manifestaciones por la familia en las que participaba el PP cuando era oposición en la que Rajoy dijo eso de "Volved a vuestras casas y contad lo que habéis visto aquí"? Pues eso, id a vuestros facebooks y twitters y contad lo que habéis leído aquí. Sed mis virus promocionales, ¿qué os cuesta?
PD: La ilustración es de José María Casanovas, que ya ilustró "Cuentos pop" y que en la gloriosa época de la revista 2000AD dibujó algunas historietas del Juez Dredd.
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sábado, 17 de noviembre de 2012
Los dos caminos (dedicado a Carlos Gorairis)
«Era mediodía y estábamos marchándonos a casa cuando de
repente nos acorralaron en la calle Bando de la Huerta. Éramos una veintena de
personas y empezaron a empujarnos y a impedir que nos uniéramos al resto del
grupo que se encontraba frente a El Corte Inglés. Nadie lanzó ninguna piedra,
en todo caso algún insulto a modo de reproche por su actitud violenta. De
repente vinieron a por nosotros. Yo salí corriendo y en la carrera ya noté como
me golpeaban por la espalda. Al llegar al final de esa calle sentí una mano que
me empujaba y caí sobre una moto. Una vez en el suelo solo sé que me cayeron
golpes por todos sitios, tantos que pensaba que me estaban pegando varias
personas. Perdí el conocimiento y lo siguiente que recuerdo es a dos compañeras
junto a mi, llorando y pidiendo una ambulancia».
Carlos Gorairis en rueda de prensa tras los sucesos del 14N
La degradación comienza en el preciso momento en que una
persona decide convertirse en policía. Hasta entonces, era alguien con sus
virtudes, sus defectos, su cara descubierta, un nombre, unos impulsos no
dirigidos por sus superiores. Una vez que se ha posicionado del lado de la
Dominación en esta guerra que nos oprime desde hace siglos, queda reducido a
simple cascarón. Forrado de músculos, estimulado por drogas excitantes,
blindado por carísimo material de protección pero cascarón al fin y al cabo. Y
si bien su comportamiento es odioso, no se puede odiar a un cascarón. A lo sumo
se le puede despreciar.
Los cascarones pseudohumanos se quitan el número de placa
porque se lo ordenan. Se tapan la cara con cascos. Ocultan toda su piel bajo
escudos artificiales. Mantienen la mirada perdida o la fijan desafiantes como
perros de presa. Desperdician horas y horas de su vida en conseguir unos músculos
hipertrofiados. La ceremonia de la deshumanización es total. Después, se
entregan a la orgía de golpes que la Dominación exige que se ejecute cada poco
tiempo. (A veces, la Dominación es cosa de misteriosos hombres detrás de la
cortina, otras son presidente de naciones poderosos, otras son simples
fascistas colocados como delegados del gobierno, tal cual Joaquín Bascuñana).
No hay excusa. No hay razones. El Sistema funciona así. La
obediencia debida es una basura, una farsa, un vómito. Algunos apelan, estúpidamente,
a su condición de trabajadores. La respuesta está en el viejo lema de la
autonomía obrera: Los maderos no son obreros. No. No lo son. No son pueblo. Son
marionetas brutales. La necesidad de trabajar no les quita ni un ápice de la
responsabilidad que tienen en cada golpe que dan. Hannah Arendt cuenta lo
siguiente en “Culpa organizada y responsabilidad universal”. Un miembro de la
SS es reconocido por un antiguo compañero judío del instituto cuando éste es
liberado de un campo de concentración. El judío se queda mirando a su antiguo
amigo y el de la SS dice: Debes comprenderme, he estado cinco años en el paro. Pueden
hacer lo que quieran conmigo.
No siempre hay que obedecer. No siempre hay que trabajar.
Frente a los que deciden cambiar la humanidad por una porra
y unas botas con las que patear las cabezas de los que una vez fueron sus
hermanos, están los que deciden sumergirse de lleno en su condición de personas.
Los que entienden que no están solos en este mundo y que cualquier injusticia
cometida contra cualquiera en cualquier lugar del mundo es cometida también
contra nosotros. Son los que deciden oponerse a la Dominación, los que también
toman partido en esta guerra que nos oprime desde hace siglos pero se alinean
en el lado correcto. Son los que asumen riesgos por ellos y por todos sus compañeros.
Los que no ocultan su cara ni su nombre. Son los que sienten miedo delante de
las máquinas de opresión del Poder porque no han sido entrenados para borrar sus
sensaciones. Son los que combaten el miedo con esperanza y la solidaridad. Son
Carlos Gorairis declarando en rueda de prensa, con la nariz rota y el pómulo
hundido, que los golpes no le cambiarán las ideas.
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miércoles, 7 de noviembre de 2012
Una guardería en una rambla
Hace ya algún tiempo, ¿dos años?, una lectora de este blog se sorprendió al descubrir que Espinardo, el sitio en el que yo decía vivir, era real. Es tan real que tenemos una escuela infantil a medio construir en mitad de una rambla.
Unos camaradas artistas llevan meses removiendo el asunto. Y este sábado vuelven a la carga:
Tienen un blog molón y cuentan con la ayuda inestimable de El Estafador (ver el número 141).
Unos camaradas artistas llevan meses removiendo el asunto. Y este sábado vuelven a la carga:
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martes, 6 de noviembre de 2012
El dinosaurio
Los jueves, participo en una tertulia literaria. Hay dos datos que me parecen relevantes: todas son mujeres, menos yo (a veces) y muchas no saben leer. No saber leer no implica necesariamente no poder disfrutar de algunos textos literarios ni aprovecharlos para mantener conversaciones muy interesantes.
Hace unas semanas, estuvimos hablando alrededor del cuento de Monterroso:
Al principio, hubo cierto empeño en descifrar qué quiso decir el escritor con eso de despertar y el dinosaurio. Luego nos deshicimos de esa necesidad y fuimos sacando nuestras propias conclusiones. Por ejemplo, el dinosaurio podía ser algo terrible, algo que cuando abres los ojos por la mañana recuerdas que sigue allí y se te viene el mundo abajo. También podía ser justo lo contrario, aquello que permanece y te consuela de tanta amargura suelta como hay por ahí. A mí, la lectura que más me gustó fue la que hizo una compañera para la que el dinosaurio es esa fuerza interior que cada mañana te permite seguir adelante a pesar de los pesares. La vida será una mierda pero yo puedo continuar. En ese sentido, el dinosaurio se transforma en una especie de talismán, algo parecido al Mojo al que le cantaba Muddy Waters (aunque Waters le diera un uso muy concreto a su dinosaurio).
Luego nos entretuvimos haciendo unos collages a propósito del cuento (ver fotos del post). No sin antes dedicarle un tiempo a las terribles peleas entre Raoul Hausmann y Max Ernst sobre cuál de los dos inventó el collage y el fotomontaje. Ah, ya no se hacen peleas como las dadaístas.
Hace unas semanas, estuvimos hablando alrededor del cuento de Monterroso:
Al principio, hubo cierto empeño en descifrar qué quiso decir el escritor con eso de despertar y el dinosaurio. Luego nos deshicimos de esa necesidad y fuimos sacando nuestras propias conclusiones. Por ejemplo, el dinosaurio podía ser algo terrible, algo que cuando abres los ojos por la mañana recuerdas que sigue allí y se te viene el mundo abajo. También podía ser justo lo contrario, aquello que permanece y te consuela de tanta amargura suelta como hay por ahí. A mí, la lectura que más me gustó fue la que hizo una compañera para la que el dinosaurio es esa fuerza interior que cada mañana te permite seguir adelante a pesar de los pesares. La vida será una mierda pero yo puedo continuar. En ese sentido, el dinosaurio se transforma en una especie de talismán, algo parecido al Mojo al que le cantaba Muddy Waters (aunque Waters le diera un uso muy concreto a su dinosaurio).
Luego nos entretuvimos haciendo unos collages a propósito del cuento (ver fotos del post). No sin antes dedicarle un tiempo a las terribles peleas entre Raoul Hausmann y Max Ernst sobre cuál de los dos inventó el collage y el fotomontaje. Ah, ya no se hacen peleas como las dadaístas.
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viernes, 2 de noviembre de 2012
Un poco de terror doméstico
P(re)D: Hay muchas formas de escribir practicando ombliguismo, que es casi lo mismo que decir que todo lo que se pone por escrito tiene algo de ombliguismo. Durante años, en este blog practiqué un ombliguismo directo, crudo, sin matices. Pero la cosa llegó a cargar, al menos a mí. Ahora me he pasado a un ombliguismo más sutil. No redacto en primera persona del singular pero sigo siendo yo y mis circunstancias. Yo, mí, me, conmigo. Va una ración de ombliguismo descarado.
El 1 de noviembre es buen día para cambiar el vestuario de verano por el de invierno, al menos en Murcia. En otros sitios estaréis pasando frío ya hace mucho pero el Sureste es lo que tiene. El caso es que estaba guardando las camisas de manga corta y poniendo las de manga larga en su lugar cuando, al fondo del armario, vi mi camiseta de deporte gris. Tengo dos, una roja y otra gris, así que las conozco bien. Con razón no la encontraba, pensé, está ahí al fondo, toda arrugada. La eché encima de la cama con intención de guardarla en su sitio cuando acabara con las camisas. Quité un par de perchas, abotoné algunos botones y, en una mirada casual, vi que la camiseta gris de deporte parecía tener encajes y puntillas, y hasta el tirante de un sujetador. Esas cosas salían de la camiseta como, así se me antojo, al menos, tentáculos de una masa amorfa. No le quise dar mucha importancia y seguí a lo mío. Pero la camiseta mutante estaba ahí, reclamando mi atención, abriendo una inquietante grieta en el discurrir previsible de la realidad. ¿Si no te puedes fiar de una camiseta de deporte, de qué te puedes fiar, maldita sea? Y el armario estaba allí, reclamando su papel protagonista en otra historia de terror.
(Y lo dejo porque si cuento el final se pierde la poca gracia que haya podido tener esta historia.)
¿Cuáles son la cosas que me parecen extrañas? Las más insignificantes.
Casi siempre son cosas inanimadas. ¿Qué es lo que de ellas me choca? Un no sé
qué que no conozco. Sin embargo está ahí. Yo percibo ese algo, percibo su existencia...
Las tribulaciones del estudiante Törless, Robert Musil
El 1 de noviembre es buen día para cambiar el vestuario de verano por el de invierno, al menos en Murcia. En otros sitios estaréis pasando frío ya hace mucho pero el Sureste es lo que tiene. El caso es que estaba guardando las camisas de manga corta y poniendo las de manga larga en su lugar cuando, al fondo del armario, vi mi camiseta de deporte gris. Tengo dos, una roja y otra gris, así que las conozco bien. Con razón no la encontraba, pensé, está ahí al fondo, toda arrugada. La eché encima de la cama con intención de guardarla en su sitio cuando acabara con las camisas. Quité un par de perchas, abotoné algunos botones y, en una mirada casual, vi que la camiseta gris de deporte parecía tener encajes y puntillas, y hasta el tirante de un sujetador. Esas cosas salían de la camiseta como, así se me antojo, al menos, tentáculos de una masa amorfa. No le quise dar mucha importancia y seguí a lo mío. Pero la camiseta mutante estaba ahí, reclamando mi atención, abriendo una inquietante grieta en el discurrir previsible de la realidad. ¿Si no te puedes fiar de una camiseta de deporte, de qué te puedes fiar, maldita sea? Y el armario estaba allí, reclamando su papel protagonista en otra historia de terror.
(Y lo dejo porque si cuento el final se pierde la poca gracia que haya podido tener esta historia.)
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jueves, 1 de noviembre de 2012
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