Cada miércoles un cuento en El Estafador

lunes, 25 de junio de 2012

La sexta muerte de elhombreamadecasa: Muerte en la biblioteca (segunda parte)

Como en el episodio anterior, con ilustraciones de lo más guapantes de José María Casanovas.




Día D. Hora H menos 1 minuto. Francotirador hace un repaso de los objetivos a través de su mirilla telescópica. Están todos a tiro entre la multitud que festeja la reapertura de la biblioteca. Entonces, un brillo inesperado atrae su atención.


Día D menos uno. Alcalde está frente a Francotirador y suspira de admiración. Es una creación en la que han participado toda clase de poderes de forma conjunta. Casi a tocateja. Alcalde puso un buen pellizco. Hasta Ayuda de Cámara aportó algo de dinero, siendo como es tan roñoso. 




Francotirador es un ingenio mecánico y orgánico. Si se mira con ojos turbios se le podría tildar de engendro pero, en realidad, exhibe la belleza de lo monstruoso, del poder omnímodo, de la ambición sin fin. Es un montón de bujías, metales de última generación y tejidos orgánicos desarrollados en laboratorio. Una cosa capaz de adquirir la forma necesaria: matón de discoteca, frágil jovencita o tanque de guerra. Máquina infalible de destrucción.




Alcalde consigue dejar de suspirar, acomoda entre los pantalones la erección que el portento Francotirador le provoca y habla:


-Bien. En esta lista están los objetivos a eliminar. Mañana debe caer uno de ellos. Una sola bala. Una sola víctima. Y desapareces sin dejar rastro. Debes ser útil durante mucho tiempo y para ello es preciso que nadie sepa de tu existencia. ¿Alguna pregunta?


Francotirador repasa la lista de objetivos. El primero es una mujer de mirada decidida. El segundo es un oso de peluche. Quiere preguntar qué peligro entraña un oso de peluche pero en una segunda foto del objetivo se le ve convertido en un gigante de dos metros, de fauces inmensas y garras apabullantes. Sus circuitos recién soldados son recorridos por un inesperado escalofrío. Anula la pregunta. 




Los objetivos tres y cuatro son dos niños de los que salen expresiones energéticas de todo tipo. Rayos de luz y sonido, emisiones analógicas y digitales, imaginación arrolladora. Su cerebro recién engrasado calcula que hay, al menos, mil formas distintas de perecer ante la acción de ambos niños. Si por él fuera, acabaría con los cuatro de una sola vez. Al final de la lista, como si hubiera sido incluido con calzador, observa la foto de un hombre insignificante. Da por hecho que su inclusión se debe a otro error humano.


-Pues si todo está listo, señor -dice Ayuda de Cámara dirigiéndose a Alcalde-, ya puede firmar la orden de reapertura de las bibliotecas.


Día D. Hora H menos medio minuto. La luz del sol se estrella contra la calva del hombre insignificante y provoca un resplandor que aturde a Francotirador. Escanea en profundidad al hombre insignificante que está en el quinto lugar de los objetivos a aniquilar. Los resultados le resultan intolerables. Recuerda la orden de Alcalde: "En esta lista están los objetivos a eliminar. Mañana debe caer uno de ellos. Una sola bala. Una sola víctima". No se le indicó que siguiera el orden de prioridades. Basta con que mate a uno de los cinco. Entonces, se dará el gusto de acabar con el calvo.


Día D. Hora H. La bibliotecaria de Espinardo ha vuelto a su puesto. Peluche Diabólico ha abandonado el mostrador de la biblioteca haciendo fuerza en los ojos para no llorar. Debajo del brazo esconde el ejemplar a medio leer de "Rojo y negro". Ha decidido quedárselo. Los niños corren por el parque junto a varios amigos. Igual están en lo alto de un árbol que revolcándose por el suelo en mitad de una pelea fingida. Mercedes espanta con contundencia manchega a los periodistas que quieren saber qué hay de verdad en los rumores sobre dos niños superpoderosos. Es prioritario recuperar el anonimato. Habrá que abandonar la primera línea por un tiempo. Es en ese momento cuando se oye una detonación lejana y, casi al mismo tiempo, Fede cae fulminado. Es la sexta muerte de elhombreamadecasa.


Fin.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Noooooooooo!