viernes, 29 de junio de 2012
Manifiesto por la inmovilidad
Exijamos nuestro derecho a quedarnos quietos. A no hacer nada. A no leer. A no escuchar los informativos ni participar en las tertulias del bar. A no ir al bar. Quedémonos en casa, con la persiana a medio bajar, abanicándonos con un un folio arrugado una y otra vez sobre sí mismo. Miremos el techo con detenimiento y descubramos lejanas galaxias escondidas entre el gotelé. Podríamos entretenernos observando nuestras manos y nuestros pies. ¿Cuándo dejamos de maravillarnos de la existencia de nuestros dedos? No veamos la televisión. Renunciemos al Espectáculo. Desertemos de todo aquello en lo que nos hayan alistado sin nuestro permiso. Ni trabajo, ni colas en el paro, ni nada de nada. El trabajo no nos hará libres por mucho que lo dijeran las nazis en sus campos de concentración. No volvamos a comprar nada. Ni en grandes superficies ni en pequeños comercios. Empleemos la dosis necesaria de esfuerzo, ni un poco más, en escupir sobre el dinero. Reclamemos la posibilidad de no votar, de no creernos ninguna promesa más, de no celebrar los goles de la selección, de obviar las rebajas. Resistamos inmóviles. Paseemos, sin prisas, eso sí, por nuestra ciudad haciendo planes de destrucción: a la mierda ese edificio, un cráter en lugar de ese falso parque de cemento, El Corte Inglés en llamas. Eludamos las soluciones de compromiso, ignoremos a los hipócritas. Guardemos un inquietante silencio. Confundámonos con las sombras. Hagamos que no estamos, que se lo crean. Pidamos a los falsos líderes que se callen o que actúen de una vez. No queremos seguir como bobalicones a aquellos artistas del Espectáculo que van de progres y solo quieren ganarse a la audiencia, su público. Pueden así ganar mucho dinero que luego invertirán capitalistamente en ganar más dinero. Insistamos: que actúen o que se callen. Apaguemos el ordenador, rechacemos las solicitudes de amistad de facebook, unfollow total a twitter. Vomitemos las hostias consagradas que nos hayan dado, apostatemos, soñemos con el infierno, tan calentito. Digamos no a los buenos modales, al saludo rutinario, al coche, a la gasolina, a la operación salida, a los viajes organizados, a la velocidad, a la clase turista y al business class, a las visitas guiadas, a las ambiciones, al currículum, a la cuenta corriente o de ahorro, a la VISA, a la Mastercard y a la Euro6000, a los pedagogos, psicólogos, maestros, políticos y demás sementales de sistema (ahí, todo el día dale que te pego, fertilizándonos con sus ideas contrarrevolucionarias dictadas por la Dominación). Desoigamos los anuncios de colonias y de compresas, los cantos de sirenas de la socialdemocracia, la música de mierda de las radiofórmulas, los apocalípticos avisos de las cajetillas de tabaco. Que se joda la Tasa Tobin, las recogidas de firmas por internet (yo ya he firmado para que el mundo sea feliz, ¡solo falta que firmes tú!), las recogidas de firmas presenciales, las manifestaciones onanistas y las campañas de sensibilización. Recordemos nuestro derecho a no justificar a la policía jamás de los jamases, bajo ninguna circunstancia. Que los platos sucios se amontonen en el fregadero, que los cristales sucios se limpien con la siguiente lluvia o se ensucien más, no nos importa, que las camas se queden sin hacer, que el polvo se aposente a su gusto sobre las estanterías. Nunca más contestaremos al teléfono ni responderemos a los SMS. Nos comunicaremos con la mirada y con los gestos que no requieran mucho esfuerzo. Al fin y al cabo, todo lo que nos queríamos decir ya nos lo hemos dicho.
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miércoles, 27 de junio de 2012
Mejor fuera que dentro
En la Biblia, ese libro dictado por Dios, se puede leer en Génesis 1:1 que "En el principio, creó dios los cielos y la tierra". Algo después, en Isaías 13:11 se habla de la maldad del mundo y de su consiguiente necesidad de castigo. Dios es bondad, es guay, es todopoderoso, hay que creer en él ciegamente, aunque sus obras sean un churro y él mismo así lo reconozca. Las bases para la esquizofrenia popular quedaban asentadas. La barra libre para decir una cosa y su contraria, también. ¿Quién dijo vergüenza?
Hace poco, varias decenas de inmigrantes argelinos se fugaron del Centro de Internamiento para Extranjeros de Sangonera (Murcia). Lo hicieron aprovechando el partido de fútbol de la selección española contra Francia. Perroflautas que os metéis con la Eurocopa: ¿no veis que es buena, que sirve para que la gente salte los muros de las prisiones? La cosa tuvo su punto de peli cualquiera: el poli viendo una retransmisión deportiva y los otros actuando a sus espaldas. Por si acaso hacen falta nuevas ideas para distraer y confundir a los seguratas del Poder, ofrecemos esta solución:
El hecho de que la fuga estuviera planeada ha molestado mucho al delegado del gobierno en Murcia. Es indignante que unos moros del tres al cuarto, inferiores en todo a los españoles como todo el mundo sabe, hayan sido capaces de usar sus cerebros, de pensar y de actuar ridiculizando a la policía. Y dándole algún que otro cachete de paso, por cierto. Luego, el delegado, se apresuró a mandar un mensaje a la población: los fugados no eran delincuentes, estaban encerrados solo por una falta administrativa, que es lo que es no tener papeles. Fíjate, años denunciando tal aberración como algo intolerable y va el mismo delegado y lo reconoce en público sin pudor alguno ni atisbo de tartamudez culpable en sus palabras. El delegado solo quiso que no cundiera el pánico entre viudas solitarias, tenderos emprendedores y espectadores descerebrados de noticias que, quizás, podrían correr a atrancar puertas y ventanas ante la idea de un puñado de moros fugados correteando por las calles murcianas. Él solito puso de manifiesto la maldad racista, valga la redundancia, de los CIEs: cárceles en las que se encierra a gente solo por no tener papeles.
Más sobre este asunto:
PDI: El rollo bíblico lo he sacado del libelo "L@s emisari@s de la nada. Una historia del nihilismo ruso."
PDII: Si alguien echa en falta alguna mayúscula, que sepa que no es falta de ortografía,es falta de respeto.
PDIII: Sí, la charla coincide con el partido de España contra Portugal y ha sido casualidad.
Hace poco, varias decenas de inmigrantes argelinos se fugaron del Centro de Internamiento para Extranjeros de Sangonera (Murcia). Lo hicieron aprovechando el partido de fútbol de la selección española contra Francia. Perroflautas que os metéis con la Eurocopa: ¿no veis que es buena, que sirve para que la gente salte los muros de las prisiones? La cosa tuvo su punto de peli cualquiera: el poli viendo una retransmisión deportiva y los otros actuando a sus espaldas. Por si acaso hacen falta nuevas ideas para distraer y confundir a los seguratas del Poder, ofrecemos esta solución:
El hecho de que la fuga estuviera planeada ha molestado mucho al delegado del gobierno en Murcia. Es indignante que unos moros del tres al cuarto, inferiores en todo a los españoles como todo el mundo sabe, hayan sido capaces de usar sus cerebros, de pensar y de actuar ridiculizando a la policía. Y dándole algún que otro cachete de paso, por cierto. Luego, el delegado, se apresuró a mandar un mensaje a la población: los fugados no eran delincuentes, estaban encerrados solo por una falta administrativa, que es lo que es no tener papeles. Fíjate, años denunciando tal aberración como algo intolerable y va el mismo delegado y lo reconoce en público sin pudor alguno ni atisbo de tartamudez culpable en sus palabras. El delegado solo quiso que no cundiera el pánico entre viudas solitarias, tenderos emprendedores y espectadores descerebrados de noticias que, quizás, podrían correr a atrancar puertas y ventanas ante la idea de un puñado de moros fugados correteando por las calles murcianas. Él solito puso de manifiesto la maldad racista, valga la redundancia, de los CIEs: cárceles en las que se encierra a gente solo por no tener papeles.
Más sobre este asunto:
PDI: El rollo bíblico lo he sacado del libelo "L@s emisari@s de la nada. Una historia del nihilismo ruso."
PDII: Si alguien echa en falta alguna mayúscula, que sepa que no es falta de ortografía,es falta de respeto.
PDIII: Sí, la charla coincide con el partido de España contra Portugal y ha sido casualidad.
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lunes, 25 de junio de 2012
La sexta muerte de elhombreamadecasa: Muerte en la biblioteca (segunda parte)
Como en el episodio anterior, con ilustraciones de lo más guapantes de José María Casanovas.
Día D. Hora H menos 1 minuto. Francotirador hace un repaso de los objetivos a través de su mirilla telescópica. Están todos a tiro entre la multitud que festeja la reapertura de la biblioteca. Entonces, un brillo inesperado atrae su atención.
Día D menos uno. Alcalde está frente a Francotirador y suspira de admiración. Es una creación en la que han participado toda clase de poderes de forma conjunta. Casi a tocateja. Alcalde puso un buen pellizco. Hasta Ayuda de Cámara aportó algo de dinero, siendo como es tan roñoso.
Francotirador es un ingenio mecánico y orgánico. Si se mira con ojos turbios se le podría tildar de engendro pero, en realidad, exhibe la belleza de lo monstruoso, del poder omnímodo, de la ambición sin fin. Es un montón de bujías, metales de última generación y tejidos orgánicos desarrollados en laboratorio. Una cosa capaz de adquirir la forma necesaria: matón de discoteca, frágil jovencita o tanque de guerra. Máquina infalible de destrucción.
Alcalde consigue dejar de suspirar, acomoda entre los pantalones la erección que el portento Francotirador le provoca y habla:
-Bien. En esta lista están los objetivos a eliminar. Mañana debe caer uno de ellos. Una sola bala. Una sola víctima. Y desapareces sin dejar rastro. Debes ser útil durante mucho tiempo y para ello es preciso que nadie sepa de tu existencia. ¿Alguna pregunta?
Francotirador repasa la lista de objetivos. El primero es una mujer de mirada decidida. El segundo es un oso de peluche. Quiere preguntar qué peligro entraña un oso de peluche pero en una segunda foto del objetivo se le ve convertido en un gigante de dos metros, de fauces inmensas y garras apabullantes. Sus circuitos recién soldados son recorridos por un inesperado escalofrío. Anula la pregunta.
Los objetivos tres y cuatro son dos niños de los que salen expresiones energéticas de todo tipo. Rayos de luz y sonido, emisiones analógicas y digitales, imaginación arrolladora. Su cerebro recién engrasado calcula que hay, al menos, mil formas distintas de perecer ante la acción de ambos niños. Si por él fuera, acabaría con los cuatro de una sola vez. Al final de la lista, como si hubiera sido incluido con calzador, observa la foto de un hombre insignificante. Da por hecho que su inclusión se debe a otro error humano.
-Pues si todo está listo, señor -dice Ayuda de Cámara dirigiéndose a Alcalde-, ya puede firmar la orden de reapertura de las bibliotecas.
Día D. Hora H menos medio minuto. La luz del sol se estrella contra la calva del hombre insignificante y provoca un resplandor que aturde a Francotirador. Escanea en profundidad al hombre insignificante que está en el quinto lugar de los objetivos a aniquilar. Los resultados le resultan intolerables. Recuerda la orden de Alcalde: "En esta lista están los objetivos a eliminar. Mañana debe caer uno de ellos. Una sola bala. Una sola víctima". No se le indicó que siguiera el orden de prioridades. Basta con que mate a uno de los cinco. Entonces, se dará el gusto de acabar con el calvo.
Día D. Hora H. La bibliotecaria de Espinardo ha vuelto a su puesto. Peluche Diabólico ha abandonado el mostrador de la biblioteca haciendo fuerza en los ojos para no llorar. Debajo del brazo esconde el ejemplar a medio leer de "Rojo y negro". Ha decidido quedárselo. Los niños corren por el parque junto a varios amigos. Igual están en lo alto de un árbol que revolcándose por el suelo en mitad de una pelea fingida. Mercedes espanta con contundencia manchega a los periodistas que quieren saber qué hay de verdad en los rumores sobre dos niños superpoderosos. Es prioritario recuperar el anonimato. Habrá que abandonar la primera línea por un tiempo. Es en ese momento cuando se oye una detonación lejana y, casi al mismo tiempo, Fede cae fulminado. Es la sexta muerte de elhombreamadecasa.
Día D. Hora H menos 1 minuto. Francotirador hace un repaso de los objetivos a través de su mirilla telescópica. Están todos a tiro entre la multitud que festeja la reapertura de la biblioteca. Entonces, un brillo inesperado atrae su atención.
Día D menos uno. Alcalde está frente a Francotirador y suspira de admiración. Es una creación en la que han participado toda clase de poderes de forma conjunta. Casi a tocateja. Alcalde puso un buen pellizco. Hasta Ayuda de Cámara aportó algo de dinero, siendo como es tan roñoso.
Francotirador es un ingenio mecánico y orgánico. Si se mira con ojos turbios se le podría tildar de engendro pero, en realidad, exhibe la belleza de lo monstruoso, del poder omnímodo, de la ambición sin fin. Es un montón de bujías, metales de última generación y tejidos orgánicos desarrollados en laboratorio. Una cosa capaz de adquirir la forma necesaria: matón de discoteca, frágil jovencita o tanque de guerra. Máquina infalible de destrucción.
Alcalde consigue dejar de suspirar, acomoda entre los pantalones la erección que el portento Francotirador le provoca y habla:
-Bien. En esta lista están los objetivos a eliminar. Mañana debe caer uno de ellos. Una sola bala. Una sola víctima. Y desapareces sin dejar rastro. Debes ser útil durante mucho tiempo y para ello es preciso que nadie sepa de tu existencia. ¿Alguna pregunta?
Francotirador repasa la lista de objetivos. El primero es una mujer de mirada decidida. El segundo es un oso de peluche. Quiere preguntar qué peligro entraña un oso de peluche pero en una segunda foto del objetivo se le ve convertido en un gigante de dos metros, de fauces inmensas y garras apabullantes. Sus circuitos recién soldados son recorridos por un inesperado escalofrío. Anula la pregunta.
Los objetivos tres y cuatro son dos niños de los que salen expresiones energéticas de todo tipo. Rayos de luz y sonido, emisiones analógicas y digitales, imaginación arrolladora. Su cerebro recién engrasado calcula que hay, al menos, mil formas distintas de perecer ante la acción de ambos niños. Si por él fuera, acabaría con los cuatro de una sola vez. Al final de la lista, como si hubiera sido incluido con calzador, observa la foto de un hombre insignificante. Da por hecho que su inclusión se debe a otro error humano.
-Pues si todo está listo, señor -dice Ayuda de Cámara dirigiéndose a Alcalde-, ya puede firmar la orden de reapertura de las bibliotecas.
Día D. Hora H menos medio minuto. La luz del sol se estrella contra la calva del hombre insignificante y provoca un resplandor que aturde a Francotirador. Escanea en profundidad al hombre insignificante que está en el quinto lugar de los objetivos a aniquilar. Los resultados le resultan intolerables. Recuerda la orden de Alcalde: "En esta lista están los objetivos a eliminar. Mañana debe caer uno de ellos. Una sola bala. Una sola víctima". No se le indicó que siguiera el orden de prioridades. Basta con que mate a uno de los cinco. Entonces, se dará el gusto de acabar con el calvo.
Día D. Hora H. La bibliotecaria de Espinardo ha vuelto a su puesto. Peluche Diabólico ha abandonado el mostrador de la biblioteca haciendo fuerza en los ojos para no llorar. Debajo del brazo esconde el ejemplar a medio leer de "Rojo y negro". Ha decidido quedárselo. Los niños corren por el parque junto a varios amigos. Igual están en lo alto de un árbol que revolcándose por el suelo en mitad de una pelea fingida. Mercedes espanta con contundencia manchega a los periodistas que quieren saber qué hay de verdad en los rumores sobre dos niños superpoderosos. Es prioritario recuperar el anonimato. Habrá que abandonar la primera línea por un tiempo. Es en ese momento cuando se oye una detonación lejana y, casi al mismo tiempo, Fede cae fulminado. Es la sexta muerte de elhombreamadecasa.
Fin.
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viernes, 22 de junio de 2012
La sexta muerte de elhombreamadecasa: Muerte en la biblioteca (primera parte)
Resumen de lo publicado hasta ahora, es decir: de lo publicado hasta ahora en la última saga: Fede y sus dos hijos, Niño Catódico y Niño Sónico acuden a la biblioteca de Espinardo y descubren que el ayuntamiento la ha cerrado. Cuando se entera Mercedes, decide tomar cartas en el asunto. Declara que la biblioteca es del pueblo y que no se puede cerrar y designa a Peluche Diabólico como nuevo bibliotecario. Ayuda de Cámara, uno de los malos, informa a Alcalde de lo que está sucediendo en la biblioteca de Espinardo. Alcalde se aburre y considera que ha llegado el momento de poner a la policía en marcha. Se mastica el desastre.
Con flipantérrimas ilustraciones de José María Casanovas.
La sucesión de los hechos, narrados de forma somera, que no tenemos todo el día, fue más o menos así (y asá):
Día D menos 10: Un hombre tan sospechoso que uno acaba por pensar que más que un agente de Alcalde es un imbécil irrumpe en la biblioteca. Peluche Diabólico levanta la vista del libro que estaba leyendo y observa al imbécil desde detrás del mostrador de bibliotecario. No merece la pena molestarse y regresa a la metáfora que estaba intentando desenredar. El imbécil mira a todos lados y entorna los ojos para tomar nota mental. Inclina la cabeza hacia la izquierda al tiempo que con el índice de la mano izquierda se aprieta algo dentro del oído izquierdo. El imbécil solo sabe actuar siguiendo clichés, gestos esperados que revelan todos sus secretos. Al cabo de un rato, se da la vuelta y sale de la biblioteca.
Ya fuera, en las escaleras, se cruza con Mercedes. Mercedes se queda mirando al imbécil y le habla:
-Eh, tú. Dos cosas te voy a decir. La primera es que apestas tanto que no hay más remedio que pensar que te has revolcado en mierda antes de venir aquí. Tienes suerte de que no tengamos derecho de admisión. Y la segunda es un mensaje a tu jefe. Dile a Alcalde que solo dejaremos la biblioteca cuando el ayuntamiento vuelva a asumir su gestión. Mientras tanto, la seguiremos abriendo al pueblo.
Día D menos 8: Peluche Diabólico lee "Rojo y negro" de Stendhal. Esa tarde no hay mucha gente en la biblioteca y puede leer con tranquilidad. Rojo y negro. Vida y supervivencia. Amor y desamor. Muerte y memoria. Buena suerte y mala suerte. Riqueza y miseria. Privilegiados y parias. Esto y lo otro. El cerebro esponjoso del oso hierve. El algodón que rellena su cráneo amenaza con entrar en combustión espontánea. Peluche Diabólico abandona la lectura y pierde la mirada entre los libros de la estantería de enfrente.
Día D menos 7: Alcalde había pedido cien policías antidisturbios pero desde el Ministerio del Interior le respondieron que le mandaban dos docenas y gracias. La justificación de la peligrosidad de un oso de peluche gigante y dos niños con superpoderes fue obviada. Algún día, cierta ceguera será el fin del Capital.
Día D menos 5: La batalla se desarrolla en apenas unos segundos. Una ráfaga alterna de rayos catódicos y píxeles gordos de TDT arroja por los aires a una docena de antidisturbios. Sus trajes acorazados impiden lesiones graves cuando caen a tierra. No obstante, al día siguiente, un portavoz de la policía saldrá delante de los medios a lloriquear por las gravísimas lesiones que han sufrido sus agentes.
Unos bucles de sonido comprimido perforan los cascos de la docena de policías que no han sido arrojados por los aires, un destello de luz blanca les ciega y una vibración de onda corta les revuelve cerebro, tímpano y estómago hasta que acaban por vomitarse encima y unos sobre otros. Alguno incluso pierde el control de los esfínteres mayores y menores y se convierte en el hazmerreír del cuerpo ya de por vida.
Cuando Peluche Diabólico quiere unirse a la acción, dos docenas de policías huyen temblorosos.
-Maldita sea, niños -se queja el oso-, no me habéis dejado nada.
-Si quieres diversión, tienes que espabilar y ser más rápido, Peluche Diabólico -le dice Mercedes-. El equipo no puede esperar a que te acabes el capítulo que estés a medio leer.
Peluche Diabólico baja la mirada avergonzado. La próxima vez se desquitará y le demostrará a Mercedes que sabe estar a la altura de las circunstancias.
Día D menos dos: Ayuda de Cámara vuelve a plantearle a Alcalde la necesidad de una rectificación. La gente está muy soliviantada con el cierre de las bibliotecas. La imagen de la policía volando por los aires, vomitando unos sobre otros y cagándose encima ha provocado tales cantidades de mofa y burlas que los niños no paran de hacerles pedorretas a los policías por la calle y cosas peores. Según Ayuda de Cámara, la solución es reabrir las bibliotecas y planificar la guerra sucia contra esa extraña familia de Espinardo.
-Está bien -admite Alcalde-. Que se reabran las bibliotecas. Pero no tengo ganas de esperar para desatar la guerra sucia. Llama al francotirador.
Concluirá.
Con flipantérrimas ilustraciones de José María Casanovas.
La sucesión de los hechos, narrados de forma somera, que no tenemos todo el día, fue más o menos así (y asá):
Día D menos 10: Un hombre tan sospechoso que uno acaba por pensar que más que un agente de Alcalde es un imbécil irrumpe en la biblioteca. Peluche Diabólico levanta la vista del libro que estaba leyendo y observa al imbécil desde detrás del mostrador de bibliotecario. No merece la pena molestarse y regresa a la metáfora que estaba intentando desenredar. El imbécil mira a todos lados y entorna los ojos para tomar nota mental. Inclina la cabeza hacia la izquierda al tiempo que con el índice de la mano izquierda se aprieta algo dentro del oído izquierdo. El imbécil solo sabe actuar siguiendo clichés, gestos esperados que revelan todos sus secretos. Al cabo de un rato, se da la vuelta y sale de la biblioteca.
Ya fuera, en las escaleras, se cruza con Mercedes. Mercedes se queda mirando al imbécil y le habla:
-Eh, tú. Dos cosas te voy a decir. La primera es que apestas tanto que no hay más remedio que pensar que te has revolcado en mierda antes de venir aquí. Tienes suerte de que no tengamos derecho de admisión. Y la segunda es un mensaje a tu jefe. Dile a Alcalde que solo dejaremos la biblioteca cuando el ayuntamiento vuelva a asumir su gestión. Mientras tanto, la seguiremos abriendo al pueblo.
Día D menos 8: Peluche Diabólico lee "Rojo y negro" de Stendhal. Esa tarde no hay mucha gente en la biblioteca y puede leer con tranquilidad. Rojo y negro. Vida y supervivencia. Amor y desamor. Muerte y memoria. Buena suerte y mala suerte. Riqueza y miseria. Privilegiados y parias. Esto y lo otro. El cerebro esponjoso del oso hierve. El algodón que rellena su cráneo amenaza con entrar en combustión espontánea. Peluche Diabólico abandona la lectura y pierde la mirada entre los libros de la estantería de enfrente.
Día D menos 7: Alcalde había pedido cien policías antidisturbios pero desde el Ministerio del Interior le respondieron que le mandaban dos docenas y gracias. La justificación de la peligrosidad de un oso de peluche gigante y dos niños con superpoderes fue obviada. Algún día, cierta ceguera será el fin del Capital.
Día D menos 5: La batalla se desarrolla en apenas unos segundos. Una ráfaga alterna de rayos catódicos y píxeles gordos de TDT arroja por los aires a una docena de antidisturbios. Sus trajes acorazados impiden lesiones graves cuando caen a tierra. No obstante, al día siguiente, un portavoz de la policía saldrá delante de los medios a lloriquear por las gravísimas lesiones que han sufrido sus agentes.
Unos bucles de sonido comprimido perforan los cascos de la docena de policías que no han sido arrojados por los aires, un destello de luz blanca les ciega y una vibración de onda corta les revuelve cerebro, tímpano y estómago hasta que acaban por vomitarse encima y unos sobre otros. Alguno incluso pierde el control de los esfínteres mayores y menores y se convierte en el hazmerreír del cuerpo ya de por vida.
Cuando Peluche Diabólico quiere unirse a la acción, dos docenas de policías huyen temblorosos.
-Maldita sea, niños -se queja el oso-, no me habéis dejado nada.
-Si quieres diversión, tienes que espabilar y ser más rápido, Peluche Diabólico -le dice Mercedes-. El equipo no puede esperar a que te acabes el capítulo que estés a medio leer.
Peluche Diabólico baja la mirada avergonzado. La próxima vez se desquitará y le demostrará a Mercedes que sabe estar a la altura de las circunstancias.
Día D menos dos: Ayuda de Cámara vuelve a plantearle a Alcalde la necesidad de una rectificación. La gente está muy soliviantada con el cierre de las bibliotecas. La imagen de la policía volando por los aires, vomitando unos sobre otros y cagándose encima ha provocado tales cantidades de mofa y burlas que los niños no paran de hacerles pedorretas a los policías por la calle y cosas peores. Según Ayuda de Cámara, la solución es reabrir las bibliotecas y planificar la guerra sucia contra esa extraña familia de Espinardo.
-Está bien -admite Alcalde-. Que se reabran las bibliotecas. Pero no tengo ganas de esperar para desatar la guerra sucia. Llama al francotirador.
Concluirá.
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miércoles, 13 de junio de 2012
lunes, 11 de junio de 2012
La quinta muerte de elhombreamadecasa: La muerte del padre
-¿Qué haces?
-Estoy dibujando un monstruo devora-padres.
-Pero el enunciado pone: "Dibuja tu planta favorita".
-Ya.
-¿Y por qué no dibujas una planta?
-Es que el monstruo devora padres es mitad animal mitad vegetal.
-¿Sabes que tu seño dice que tienes demasiada imaginación?
-¿Por qué?
-Pues no sé, tal vez porque te corrige los deberes a diario.
-Los boicoteo, como tú me dices siempre.
-Yo nunca te he dicho tal cosa.
-Sí, lo has dicho.
-¿Y te has chivado a tu seño?
-Eh, que yo no soy un chivato. Por cierto, yo de ti llevaba cuidado esta noche.
-¿Y eso?
-Bueno, el monstruo devora-padres está por el barrio y no le gustan los padres.
-¿Y qué va a hacerme? ¿Comerme?
-Efectivamente.
-¿Hay forma de evitarlo?
-Sí. Debes dormir con calcetines, la almohada en los pies y la cara manchada de barro. Al monstruo devora padres le da mucho asco el barro.
-Anda, acaba ya, que tienes que cenar, lavarte los dientes, ponerte el pijama e irte a la cama.
-¿Tan pronto?
-Soy tu padre y tienes que hacerme caso.
-Oh, oh...
-¿Oh, oh, qué?
-Esas son las cosas que no le gustan al monstruo devora-padres, odia que estéis todo el tiempo diciéndole a los hijos qué hacer.
-Mira como tiemblo -dijo Fede fingiendo que su mano derecha temblaba como un flan.
-Te la estás buscando -le advirtió su hijo.
-He dicho que termines ya.
-Vale, vale.
* * *
A la mañana siguiente, en la cama, donde debería estar el cuerpo de Fede se encontraba tan solo un montón de huesos repelados y una mancha de sangre.
-Estoy dibujando un monstruo devora-padres.
-Pero el enunciado pone: "Dibuja tu planta favorita".
-Ya.
-¿Y por qué no dibujas una planta?
-Es que el monstruo devora padres es mitad animal mitad vegetal.
-¿Sabes que tu seño dice que tienes demasiada imaginación?
-¿Por qué?
-Pues no sé, tal vez porque te corrige los deberes a diario.
-Los boicoteo, como tú me dices siempre.
-Yo nunca te he dicho tal cosa.
-Sí, lo has dicho.
-¿Y te has chivado a tu seño?
-Eh, que yo no soy un chivato. Por cierto, yo de ti llevaba cuidado esta noche.
-¿Y eso?
-Bueno, el monstruo devora-padres está por el barrio y no le gustan los padres.
-¿Y qué va a hacerme? ¿Comerme?
-Efectivamente.
-¿Hay forma de evitarlo?
-Sí. Debes dormir con calcetines, la almohada en los pies y la cara manchada de barro. Al monstruo devora padres le da mucho asco el barro.
-Anda, acaba ya, que tienes que cenar, lavarte los dientes, ponerte el pijama e irte a la cama.
-¿Tan pronto?
-Soy tu padre y tienes que hacerme caso.
-Oh, oh...
-¿Oh, oh, qué?
-Esas son las cosas que no le gustan al monstruo devora-padres, odia que estéis todo el tiempo diciéndole a los hijos qué hacer.
-Mira como tiemblo -dijo Fede fingiendo que su mano derecha temblaba como un flan.
-Te la estás buscando -le advirtió su hijo.
-He dicho que termines ya.
-Vale, vale.
* * *
A la mañana siguiente, en la cama, donde debería estar el cuerpo de Fede se encontraba tan solo un montón de huesos repelados y una mancha de sangre.
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