El
concepto de líder merece su propia cuota de atención. Quizás llegue el día en
que una comitiva de alienígenas se presente en la Tierra y le pida al primer
humano con el que se encuentren que los lleve ante su líder. Y este humano
dirá: ¿Líder? No, no tenemos de eso. Pero hasta que ese momento llegue, quedan
mucho líderes que destronar. Al líder se le encuentra en todas partes: en el
hogar (aquí los pantalones los llevo yo), en la pandilla del colegio, en la
banda de música, en el trabajo, en el movimiento social, en la CEOE, en los
sindicatos, en los partidos, en las religiones (patético hasta la nausea todo
el espectáculo que ha rodeado la elección del nuevo Papa)... Su omnipresencia
ayuda a pensar en lo natural que resulta su existencia, lo espontáneamente que
un grupo de personas necesitan organizarse alrededor de un líder. Algunos
reparos:
* El líder exige delegación. Todo
aquello que se coloca en él, lo sacamos de nosotros. Le otorgamos parte de
nuestra humanidad. Él piensa por nosotros, decide por nosotros, nos señala el
camino, se esfuerza por nosotros... Así, no pensamos, asumimos decisiones en
las que no hemos participado, andamos caminos que no están en nuestros mapas
(reales o imaginarios), nos dejamos llevar por la molicie (según la acepción 1
del DRAE)... Nuestra humanidad se va difuminando. El líder, que quizás crea que
las leyes que regulan los vasos comunicantes es universal, no se convierte en más
humano. Simplemente se carga de falsa vanidad y de cualidades insustanciales.
* Al depositar parte de nuestra
humanidad en el líder, esperamos de él lo que deberíamos esperar de nosotras
mismas. Cada día que pasamos en manos de un líder es un día perdido en el
camino hacia la emancipación. El cuerpo y la mente, la conciencia y la
esperanza, la rabia y la técnica... todo depende de cuánto y cómo se practique.
Y hemos dejado de hacerlo para que el líder lo haga en nuestro nombre. Nuestra
presencia se apaga ante él. Tendremos que recuperar todo lo que le dimos al
líder cuando llegue el momento
* El líder no será más humano que
los liderados pero sí será portador de un poder mayor. Las relaciones con él
serán siempre desiguales, en cierto sentido inhumanas. Ese desequilibrio de
poder pudrirá, a mayor o menor velocidad, toda presencia de libertad. Por
tanto, cualquier persona que aspire a ser libre debe rechazar el liderazgo, se
encuentre en posición de líder o de liderado (mi libertad solo será completa
junto a la libertad de los demás).
* Hay un vínculo constante y
recíproco entre la relación del individuo consigo mismo y su relación con los
otros. Así se vea a sí mismo, así tratará a los demás. Así trate a los demás, y
se deje tratar por ellos, se tratará a sí mismo. Por lo tanto, alguien que se
deje guiar por otros, que asuma una posición de sumisión, más o menos grave,
más o menos consentida, se está infravalorando.
* La existencia de líderes es
estratégicamente útil a la dominación. Es cierto que lleva años empeñada en
ejercer un control total y minucioso pero hasta el más glotón de los glotones
tiene su plato favorito. El líder se significa, se destaca del resto y se
coloca una diana en el pecho. Señalado, será más fácil que la dominación se
ocupe de él. Y tiene tantas formas de hacerlo: desacreditación,
criminalización, soborno, desaparición, asesinato...
* La existencia de líderes es
estratégicamente inútil para los dominados. La fuerza de la comunidad (que deja
de serlo en cuanto delega permanentemente en una persona), la fuerza de
cientos, miles, queda a expensas de la de uno. Si el líder no lo hace, no se
hace. Si el líder no lo piensa, no se piensa. Si el líder no lo ve bien, no se
ve. Si el líder desaparece, la fuerza de tantos de desvanece como una cerilla
consumida. Puede resultar extraño pero la frase hecha nos es de utilidad: Todos
necesarios, nadie imprescindible.
* La crítica al líder debe
diferenciarse del aprovechamiento de las habilidades de cada cual. De nuevo la
frase hecha: A cada cual según sus posibilidades. Ahora bien, no debemos llevar
esto hasta los aniquiladores territorios de la especialización. Los cables que
los corte fulanito que hizo un curso de electricidad pero que alguien más vaya
aprendiendo no vaya a ser que algún día fulanito no pueda ir.